Manifiesto del FEMINISMO GENUINO

He decidido escribir este artículo debido a la destrucción que algunas formaciones políticas están llevando a cabo con respecto a los derechos de las mujeres. La distorsión de la terminología y la manipulación de la opinión pública, confundiendo el feminismo con la diversidad, están produciendo consecuencias devastadoras en lo que ha sido, durante siglos, la lucha por los derechos de las mujeres. Ninguna feminista negamos derechos a otros colectivos; de hecho, históricamente hemos luchado para apoyar otras causas. Sin embargo, esto no puede traducirse en que nuestros derechos sean borrados por representantes políticos carentes de discernimiento y que, no defienden los principios del feminismo.

Por ello, intentaré explicar brevemente qué es feminismo y qué no lo es. Definiendo el llamado feminismo clásico como el único feminismo, “el genuino”. Otros, mal llamados feminismos, no lo son por las razones que expondré a continuación. Comencemos descomponiendo la palabra feminismo. En la etimología de la palabra, el prefijo “femi-” se refiere a las personas de sexo femenino. El sufijo “–ismo” denota una doctrina o movimiento. Por lo tanto, la definición de feminismo es evidente: Movimiento de defensa por los derechos y la igualdad entre la mujer y el hombre. Voy a introducir el término “genuino” estrictamente por su significado de auténtico y legítimo.

Expuesto lo que es feminismo, contextualizo con mayor contundencia y claridad mi discernimiento y mi categorización de lo que considero y defiendo como feminismo genuino: como el movimiento que aboga por la igualdad real entre hombres y mujeres, luchando por los derechos civiles, políticos y sociales desde el reconocimiento de las diferencias biológicas. Otros movimientos que se distancian de este planteamiento y promueven cambios legislativos o culturales que afectan los derechos de las mujeres, contrarios a la esencia de la igualdad y a la condición biológica del sexo femenino, no son feminismo.

¿Qué defiende el feminismo genuino?

Lucha por la igualdad sustantiva: El feminismo genuino defiende la igualdad de oportunidades y derechos en todos los ámbitos sociales, laborales y políticos, manteniendo el énfasis en las diferencias biológicas y su relevancia en políticas públicas entre mujeres y hombres. Y, esto implica eliminar los estereotipos de género, asegurar que una mujer compitiendo, en igualdad de condiciones con un hombre, pueda alcanzar cualquier meta que se proponga. Promover la equidad laboral y retributiva y garantizar la participación y representación pública de la mujer basadas en el mérito y la capacidad, asegurando el acceso igualitario a la educación y la formación. Otro pilar es la lucha contra cualquier forma de violencia ejercida contra mujeres y niñas, o la defensa de la libertad en los derechos sexuales y reproductivos. Además, es fundamental fomentar la redistribución y corresponsabilidad en las labores domésticas y reconocer el trabajo de cuidado no remunerado de mayores y menores, que tradicionalmente recae en las mujeres y, sobre todo, promover un cambio cultural y educativo de respeto y la defensa de la igualdad entre mujeres y hombres como una obligación para lograr una sociedad más justa.

Abolición de la prostitución y la pornografía: Una postura destacada del feminismo genuino es su oposición a la prostitución y la pornografía, vistas como formas de explotación y esclavitud que perpetúan la violencia contra las mujeres. Además, atentan contra el ODS 5 de la ONU.

Rechazo de los vientres de alquiler: Esta práctica, conocida también como gestación subrogada, es considerada por el feminismo genuino como una forma de explotación del cuerpo femenino que instrumentaliza la maternidad y atenta contra los derechos de las mujeres más vulnerables. La postura abolicionista sostiene que la gestación subrogada debe ser ilegalizada para proteger la dignidad femenina.

Crítica al antipunitivismo en delitos sexuales y de violencia machista: El feminismo genuino sostiene que las leyes deben ser firmes en la protección de las víctimas y en la prevención de la violencia machista, y critica que posiciones antipunitivistas puedan restar importancia a la justicia para las víctimas y al castigo proporcional para los agresores. Basándonos en esta defensa, hemos expresado nuestro desacuerdo con la tendencia antipunitivista en el tratamiento de delitos machistas y sexuales promovida por distintas formaciones políticas y cargos institucionales.

Críticas a la legislación actual en España

Las feministas genuinas, algunas como es mi caso, expertas en violencias machistas y juristas, hemos alertado y denunciado públicamente que ciertas propuestas legislativas y la aprobación de leyes contrarias a nuestros derechos, implican el borrado de nuestra identidad como mujeres y la lucha por la igualdad y, constituyen un grave error y el retroceso de años de lucha por los derechos de las mujeres.

Algunas de estas legislaciones nocivas y destructoras:

Ley del «Solo sí es sí»: La reforma conocida como Ley de Garantía Integral de la Libertad Sexual, cuyo objetivo era mejorar la protección de las víctimas y redefinir el consentimiento, ha resultado en una reducción de penas que permitió la revisión de sentencias y la liberación de muchos agresores sexuales y pederastas. Esta consecuencia ha sido vista por el feminismo genuino como un fallo legislativo que desprotege a las víctimas y debilita la lucha contra los delitos sexuales. Cabe destacar que juristas y expertos habíamos alertado sobre este resultado sin que los legisladores hubiesen querido escucharnos, pero resulta más grave, si cabe que, a pesar de las palmarias consecuencias, muchos políticos aún defienden la ley.

Leyes que borran el sexo biológico: Las leyes que promueven el concepto de autodeterminación de género y eliminan el reconocimiento del sexo biológico en documentos oficiales generan, fraudes y perjuicios que se extenderán por décadas, afectando a generaciones de menores y vulnerando los derechos de las mujeres. La destrucción del concepto de sexo, la eliminación de espacios específicos para mujeres (baños, duchas, cárceles…), la inclusión de hombres en categorías deportivas femeninas y la posibilidad de adquirir el sexo femenino en registros oficiales sin necesidad de pruebas médicas o psicológicas, como permite la Ley Trans, es un desastre sin paliativos por sus implicaciones en la protección de derechos basados en el sexo biológico. En múltiples ocasiones, he advertido sobre la afectación de considerar el sexo como mutable, las situaciones fraudulentas en registros oficiales sin medidas de control, y la vulneración de un derecho fundamental como es la libertad de expresión, que esta Ley penaliza al sancionar a quienes expresen que un hombre no es una mujer, con cuantiosas multas.

 

Reflexión crítica

El axioma de que el movimiento feminista en España está dividido entre el feminismo clásico y otras corrientes es rotundamente falso. Solo existe un feminismo, el que defiende los derechos de las mujeres; los otros movimientos defienden la diversidad u otras causas, pero no son feminismo. Sin embargo, ha habido un interés político en distorsionar esta realidad para enredar el debate y confundir a la opinión pública, sobre los recientes cambios legislativos que van en contra de la protección de los derechos de las mujeres.

Por lo tanto, el feminismo genuino es el único feminismo existente, que enarbola la lucha por la igualdad sustantiva y la protección de derechos específicos de las mujeres, que solo pueden sostenerse con el reconocimiento de la realidad biológica del sexo. Sin dicho reconocimiento, todas las leyes y normativas basadas en este concepto, incluyendo la violencia machista, inherente al concepto biológico de mujer, perderían su fundamento y decaerían.

En la actualidad, somos el muro de contención y la voz crítica en el panorama político-legislativo español.

Contrarios a los principios que defiende el feminismo genuino, encontramos a partidos de extrema izquierda (Sumar, Podemos, Izquierda Unida, Comuns…), a los nacionalistas y, por seguidismo e interés político en los últimos años, al PSOE. El Partido Popular desdeña y evita abordar el feminismo y, por lo tanto, no lo defiende. Ante este desolador panorama, las feministas genuinas tenemos, como en otros momentos de la historia, una labor crucial: impedir retrocesos en nuestros derechos.

Elena Ramallo Miñán, es Investigadora, Dra. en ámbito del Derecho, experta en violencias machista sobre mujeres y menores y ha sido candidata a numerosos premios, entre ellos, el Princesa de Asturias.


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