Mi historia

Gritando en el desierto

Elena Ramallo, una mujer valiente y resiliente, ha experimentado en primera persona la amarga realidad de la violencia machista y la injusticia institucional. Su historia, aunque dolorosa, es una fuente de inspiración para muchas mujeres que enfrentan situaciones similares.

El Inicio de una pesadilla y la Traición del Sistema Judicial

La vida de Elena cambió drásticamente cuando se encontró atrapada en un matrimonio que quiso dejar atrás. Lo que comenzó como una separación, como muchas otras, pronto se transformó en un ciclo de violencia institucional y psicológica.

Elena pronto se dio cuenta de que el Sistema judicial, que debería ser su refugio, se convirtió en una extensión de su pesadilla, lo que denomino en sus investigaciones como la Otra muerte que sufren las mujeres/madres víctimas de violencia machista.

«El Sistema me separó de mis hijas durante años, me presentó ante la sociedad como una “mala madre” acusándome de dedicar mucho tiempo a mi trabajo, me hizo perder todo por lo que había luchado para conseguir mi posición profesional y académica, me dejó desprotegida porque no daba el perfil de víctima. Fui obligada a vivir insultada, humillada, vejada, grabada, controlada, atemorizada y agredida…, relata Elena con dolor.

Esta revictimización por parte del Sistema judicial es una realidad para muchas mujeres que, como ella, buscan ayuda solo para encontrarse con más sufrimiento e injusticia.

 

La Lucha por sus Hijos

El sufrimiento de Elena se vio agravado por la preocupación constante por el bienestar de sus hijas.

«Con mi hija mayor perdí totalmente el contacto, el juzgado no habilitó ninguna medida para que su padre cumpliese los autos y sentencias, y nunca lo penalizaron por ello. Mi hija pequeña sufrió un infierno, siendo obligada a aceptar el maltrato y la violencia por un Sistema que -lejos de protegerla- destruyó su niñez, obligándola a vivir con quien llamaba puta, enferma mental y desequilibrada a su madre, y quien le amenazaba con lo mismo que me había amenazado a mí, la frase que se apodera de tu mente y de tu corazón: No volverás a verla, te quitaré lo que más quieres…«, dice.

La lucha por la custodia se convirtió en un campo de batalla donde Elena tuvo que enfrentar no solo a su agresor, sino también a un Sistema que castiga a las madres, como ha denunciado CEDAW ONU. Cada visita al juzgado fue una tortura y una revictimización donde el ámbito judicial castiga sin contemplaciones a las víctimas en demasiadas ocasiones.  

“Durante 6 años mi vida ha sido un infierno personal y judicial”

La Transformación del Dolor en Acción

A pesar de las adversidades, Elena se negó a ser silenciada. Transformó su dolor en una poderosa herramienta de cambio. Se convirtió en una ferviente defensora de los Derechos de las mujeres y los menores, utilizando su historia para visibilizar las fallas del Sistema y abogar por reformas necesarias:

 «En este proceso de destrucción, me vi obligada a levantarme y a luchar. Fue entonces cuando decidí poner al servicio de la causa (de los derechos humanos y de la violencia sobre las mujeres y los niños) con lo único que no consiguieron arrebatarme: mi cerebro, conocimientos y deseo firme de lucha incombustible. Levantaría la voz, por las que ya no tenían fuerzas, por las que callaban por miedo, por las que ya habían asesinado… porque el Sistema les falló.», afirma con determinación.

Su activismo la llevó a participar en conferencias, escribir artículos y colaborar en proyectos nacionales e internacionales centrados en los Derechos humanos y la lucha contra la violencia ejercida sobre mujeres y menores.

Una Investigadora Comprometida… y en solitario

Elena no solo ha alzado la voz contra la violencia machista, sino que también ha canalizado su experiencia y conocimiento en el ámbito académico. Actualmente, es una de las más reconocidas investigadoras de estudios jurídicos sobre violencia machista e institucional. Su trabajo académico se ha convertido en una referencia para entender y combatir estas problemáticas desde una perspectiva jurídica y social.

«Entendí que la lucha tenía que impulsar cambios normativos y legislativos, con el fin de promover medidas que protegieran a miles de mujeres y menores que viven en España, sea cual sea su origen o nacionalidad. Ante este reto, sin apoyo institucional de ningún tipo para financiar mis investigaciones y estudios, y sin apoyos políticos, decidí que eso no sería un freno. Lo haría con mis propios recursos y capacidad de trabajo.», explica con pasión.

Colaboración con Asociaciones e Instituciones

La lucha de Elena no se detiene en la investigación. Trabaja activamente con diversas asociaciones, instituciones, parlamentos y partidos políticos para cambiar las leyes y programas de actuación.

Su enfoque es claro: transformar las políticas públicas para que realmente protejan a las víctimas y aseguren justicia.

«Los diagnósticos son erróneos e incompletos, por lo que las medidas no son eficaces. Necesitamos conocer la realidad de las víctimas para poder diseñar leyes y medidas de actuación que realmente funcionen», afirma.

Su colaboración busca implementar cambios eficaces y que verdaderamente protejan a las víctimas. Elena ha sido una voz crucial en la redacción de normativas, medidas y acciones para implementar políticas efectivas, participando en mesas de trabajo y asesorando en la elaboración de proyectos de ley.

«Es necesario que los políticos de todas las formaciones escuchen, la violencia machista sobre las mujeres y niños debe ser entendida como lo que es: un problema de Estado. Erradicar este terror es obligación de todos”, dice con convicción.

Un Faro de Esperanza

Elena Ramallo es un faro de esperanza para muchas mujeres que sienten que no tienen voz. Su valentía y resiliencia son un testimonio de la fuerza interna que todas las víctimas poseen, incluso cuando se sienten más desamparadas.

Su lucha continúa, y cada día se levanta con la determinación de materializar en lo que cree un mundo sin miedo, abusos ni violencias para todas las mujeres y niños. A través de su trabajo, Elena ha logrado convertirse en la referencia en cuanto a reformas legales y políticas públicas basadas en evidencias que mejoran la situación de las víctimas.

Conclusión

La historia de Elena Ramallo es un poderoso recordatorio de las luchas que muchas mujeres enfrentan diariamente. Es un llamado a la acción para reformar un Sistema judicial que, en demasiados casos, falla a las víctimas de violencia machista. Pero más que eso, es una celebración de la resistencia y la capacidad de recuperación del espíritu humano. Elena ha convertido su sufrimiento en una fuerza de cambio, demostrando que, incluso en los momentos más duros, hay esperanza y la posibilidad de mejorar la vida de las personas.